viernes, 4 de abril de 2014

Vivir con discapacidad en Medellín, ¿una oportunidad o una calle sin salida?

Por: Laura Marcela Anchico Hoyos


Julián David Ramos, Médico


¿Qué puede pasar por la mente de una persona que no tiene movilidad en sus piernas y que debe que sobrevivir con su situación? ¿Qué puede pasar por la mente de una madre que se entera que su hijo nacerá con alguna limitación? ¿Qué influencia tiene el cuidador en la calidad de vida de una persona con esta condición? ¿Qué es una discapacidad?

Según el médico Juan Camilo Suárez Escudero, Especialista en Neurorehabilitación-Rehabilitación Neuropsicológica-, y quien coordina la Unidad de Neuroreahabilitación del Instituto Neurológico de Colombia, la discapacidad puede entenderse, como un déficit estructural que afecta de manera permanente el cuerpo, las actividades humanas o la participación activa en la sociedad.

(Para saber más acerca de qué es una discapacidad haga clic aquí).

Las discapacidades físicas y cognitivas se han convertido en un problema social, porque algunas personas con limitaciones de este tipo son rechazadas por la sociedad. Según el sitio web Trabajando.com, el 64% de las empresas en Colombia no vinculan personas en condición de discapacidad y de acuerdo con la Secretaría de Salud de Medellín el 83,1% de la población discapacitada en Medellín que trabaja se gana menos de 500 mil pesos mensuales.

Según el último censo realizado por el DANE, en el año 2005 en Colombia había 2.624.898 personas en esta situación, lo que equivale al 6,4 % de los colombianos. De este porcentaje el 43.9% sufre de alguna limitación física, el 43.4% discapacidad visual, el 17.3% tiene problemas auditivos, el 13% presenta problemas para hablar, el 9.4% para atender o aprender y el 9.9% para relacionarse con los demás, por problemas mentales o emocionales.

¿Cómo es la vida de una persona que no percibe el mundo a través de sus ojos, de sus oídos o que la falta de movilidad en sus piernas le impide desplazarse libremente? Quizá es un interrogante que aquellos que no sufren ninguna limitación se hacen, pero ¿qué siente quien día a día debe sobrellevar su condición?  

Los médicos también se enferman

Julián David Ramos se autodescribe como: “introvertido, no muy amigable y quizá un poco apartado de la sociedad”. Ramos nació en Medellín hace 23 años con un problema genético llamado mielomeningocele, y desde pequeño quiso seguir los pasos de su tío y cumplir uno de sus mayores anhelos: ser  un médico profesional.

(Para saber más del mielomeningocele haga clic aquí.)

Con dificultades para caminar y con pocos recursos para costearse la carrera decidió emprender ese sueño que, según él, es “algo gratificante, ya que estoy haciendo con mis pacientes lo que algún día otros médicos hicieron por mí, cuando ni siquiera tenía posibilidades de caminar”.  Es un apasionado por la música, practica natación y cuando tiene más tiempo libre le gusta salir a caminar, pues por su mente sólo pasa esta frase: “hay que valerse de sí mismo para poder sobresalir”.

Julián David recomienda a las madres gestantes: “es importante que cada mujer embarazada incluya dentro de su alimentación el ácido fólico, el hierro y la vitamina D, ya que esto ayuda a que los bebés no nazcan con malformaciones”.

Así mismo, se refirió a algunas limitaciones físicas y el por qué se presentan: “la amputación de piernas y brazos, la pérdida de la visión, la cuadriplejía  y los accidentes cardiovasculares se presentan, en su gran mayoría, por accidentes de tránsito, no dejando a un lado las lesiones que se pueden presentar debido a los ataques con armas de fuego y a la violencia intrafamiliar”, explicó Julián.

Este joven enamorado de la medicina dice tener una vida normal, se levanta muy temprano, se baña, se viste y se dirige a su trabajo para hacer lo que ama. Cada día que pasa le agradece a Dios por su condición, pues gracias a ella ha conocido gente maravillosa que le ha enseñado el verdadero valor de la vida.

Otra mirada a la realidad

La discapacidad no necesariamente es sinónimo de enfermedad, por el contrario, para muchos es una oportunidad de ver el mundo con otros ojos,  y precisamente ese es el caso de Luisa, Angie y Lina Macea Alean, 3 hermanas que nacieron con un problema de glaucoma.

Con todas las ganas de seguir adelante y con un montón de sueños por cumplir, las hermanas Macea Alean decidieron emprender un camino juntas. Para ellas no hay obstáculos, ni mucho menos “privilegios”, saben de qué se trata y viven su vida intensamente. Hace 6 meses flotan llenas de alegría en las piscinas del Complejo Acuático de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot, cada una por su lado y a su estilo, pero siempre con un mismo objetivo: ser la mejor.

Ellas tienen un ángel propio que las acompaña, las cuida, las guía y como mejor lo expresan: “es los ojos de las tres”, Leidy Lucía, su hermana de 14 años. Cuando alguna de ellas pide descripción de algo Leidy les cuenta detalladamente qué sucede, cómo son las personas y qué hay alrededor del lugar donde se encuentran.  

Aunque parecen almas gemelas, y dos de ellas lo son, cada una tiene sus preferencias, a Angie (15 años) por ejemplo le encanta cuando el profe de natación la pone a tomar tiempo y a superar su marca, es amante de los chocolates y su color preferido es el rosa. A Luisa (17 años) le gusta dormir y escuchar música pop, reggaetton, vallenatos y rap, “cuando empecé la adolescencia me sentí mal por no ser como los demás, pero ahora disfruto al máximo mi vida, todo lo hago sola”, dice que no se debe ser desagradecido con lo que se tiene, porque hay personas que no pueden ver, pero al mismo tiempo no pueden caminar, ni hablar, ni oír.

Por su parte Lina (15 años) es una apasionada por el estudio y disfruta escuchando música pop, indica que le gusta más nadar en estilo libre y espalda.

Las Macea Alean viven con sus padres, salen juntas, tienen gustos similares y cursan el grado noveno en el colegio Francisco Luis Hernández Betancur Ciegos y Sordos. Casualmente tienen algo más en común: una linda voz, cada domingo a las 5:00 y 6:30 de la tarde interpretan canciones cristianas en la parroquia San Juan Eudes ubicada en el barrio Andalucía La Francia, donde viven.

Mensaje de Leidy Lucía Macea Alean


El cuidador, vital para un discapacitado

Amparo Quintero Arcila es la cuidadora de su padre de 70 años, que por causa de un accidente hace 30 años quedó dependiendo de una silla de ruedas. Luego de luchar por varios años contra el sistema de salud que cobija a las personas en situación de discapacidad, Amparo logró que le otorgaran a su padre los requerimientos necesarios para sobrellevar su condición.

Ella dice aprovechar los días soleados para hacerle ejercicios en los pies y en las manos. También comenta que se han venido adecuando más lugares para incluir a personas con algún tipo de discapacidad, que le gusta mucho llevar a su padre a sitios donde pueda sentirse cómodo y cambiar de ambiente.

“Aunque para muchas personas cuidar a sus seres queridos con algún tipo de discapacidad se convierte en una obligación, para mi es una alegría saber que puedo aprovechar al máximo el tiempo con mi padre y más que eso, saber que él es feliz y vive plenamente a pesar de su condición”, expresó Amparo.

¿La verdad?

Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de Profamilia ENDS de 2010, el 7% de los colombianos viven en situación de discapacidad.

En un registro de la Secretaría de Salud de Medellín en los años 2009 y 2010 se identificaron 47.252 personas en situación de discapacidad en la ciudad. “El 50% de las personas en situación de discapacidad considera que los principales lugares con barreras para su desarrollo o movilidad, se encuentran en las vías públicas, escaleras, transporte público y en espacio públicos como parques, plazas, estadios e iglesias, lo cual limita su actividad física y restringe su participación dentro de la sociedad”, Secretaría de Salud de Medellín.

Así mismo la Alcaldía de Medellín afirma que de las 47.252 personas en situación de discapacidad, el 83% pertenece a estratos socioeconómicos bajos y con poca formación profesional.

Cualquier discapacidad, como otras enfermedades, reduce en muchos casos las oportunidades de quienes la padecen, pero queda claro que tener una limitación no anula a nadie que así lo decida. Pero también es claro que la administración local debe trabajar más para brindar más oportunidades e infraestructura a aquellos que tienen la convicción de salir adelante, que le encuentran sentido a la vida, que quieren estudiar, trabajar y superarse sin importar cuál es su condición física.

Infografía tomada de http://www.medellin.edu.co/




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Juan Guillermo Rodríguez

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